Hace ya un par de años lei un libro que tenia poca popularidad, que nadie lo leia y que cuando lo lei, eramos pocas las que soñabamos con un inmortal principe frio y azul. Bueno, en ese libro hay una escena donde nuestro tetrico heroe lleva a la patetica heroina a un claro en el bosque. La imagen que mi mente creo para ilustrar ese breve capitulo me acompaña desde entonces como una imagen para (otra vez) ilustrar mis sueños, pero no todos, generalmente, en los que estoy sola y a veces, como hoy, me acompaña alguien.
Soñe. Soñe todo en menos de 10 minutos. Soñe todo en menos de 10 minutos con todos los detalles que siempre acompañan ese claro; el rio a la derecha, los pinos altos y delgados y el trigo y centeno que siempre me llega un poco mas arriba de las rodillas. Siempre me acuesto para relajarme en la parte sur viendo hacia los pinos que ya invaden el claro formando junto con el trigo una luna creciente. Hoy no estaba sola, por que hoy me acompañaba Rafa. Como siempre al principio de cada sueño estoy acostada en la parte sur viendo hacia el norte pero como novedad estoy acomodada en los brazos de mi principe azul. Por instinto me paro y corro hacia donde miraba, corro unos segundos y derrepente caigo al suelo, por que mis piernas son sujetadas por esos brazos fuertes en los que me siento tan segura, jugando forcejeo por liberar mis piernas de tu abrazo, pero lo que consigo es que me abraces mas fuerte y me pongas sobre ti. Se donde estamos y se que si me inclino hacia un lado rodaremos por la loma hasta llegar al centro del claro, asi que lo hago y sin parar de reirnos llegamos al centro. Me quedo arriba de ti y miro tus ojos que igualmente que miran, poco a poco tus manos suben por mi cuerpo y comienzan a besabrochar cada boton de mi blusa, me la quitas y te deshaces tambien de mi ropa interior y mis pantalones. Cuando solo quedo en boxers es mi turno de quitarte la ropa, asi que muy lentamente hago lo mismo que tu me hiciste a mi. Quedamos los dos en boxers para seguir jugando sobre el trigo y el centeno y cuando comienza la puesta de sol te tomo de la mano y te llevo al rio en el que me bañe sola tantas veces. Te suelto de la mano y sin pensarlo salto al agua fria, me ves nadar y disfrutar el agua a si que saltas al rio, inmediatamente te aferras a mi pequeño cuerpo tratando de recuperar el calor que el agua se acaba de llevar. De nuevo empezamos a jugar y a darnos esos besos que tanto nos gustan. El sol baja y las estrellas escoltadas por la luna suben al cielo. De tanto estar en el agua fria notamos que nuestros labios se olvidan de su color y comienzan a ponerse azules al igual que nuestra piel, que tambien olvido su color dorado y ahora trata de imitar a luna; salimos del rio y nos acostamos en la hierba, que promete regresarnos el calor y el color. Acostados uno sobre otro nos prometemos amor eterno y nos derrumbamos buscando que nuestras almas sientan lo mismo que nuestros cuerpos, enredados sobre la hierba. La noche nos alcanzo, asi que nos tomamos de las manos y regresamos sobre nuestros pasos recojiendo la ropa que quedo como un camino hacia el rio. Caminamos de regreso a donde empezamos y un poco mas, adentrandonos en el bosque encontramos la pick-up que hace ya varias horas dejamos a merced de la naturaleza, al acercanos veo que pusiste una cama perfecta para dos en la parte de atras, llena de cobijas y almohadas. Buscamos en las maletas piamas y sudaderas, pues ya hace mas frio. Juntos y riendo de nuevo nos metemos a la cama para dormirnos viendo las estrellas mientras ellas, nos ven a nosotros.
