sábado, febrero 27, 2010

Miras.

Cuando te miran, lo sientes. Sientes esa energia que genera la mirada de cualquier persona sobre tu persona, tu piel y tu silueta. Esa sensasion depende de la intensidad con la que su dueño se deleita al verte. A veces, la mirada pasa sobre ti buscando a alguien mas y por fijacion de la busqueda el dueño de aquella que te repasa busca si aquello que buscaba no descanza en tus labios o se aloja entre tu cabello que ondea al viento. Dicen por hay que un hombre deve ver a los ojos a una mujer durante ocho segundos para enamorarse. O tal vez imaginarte haciendo esas cosas que la vez viendo junto a ella. Nadie trata de explicar como se enamora una niña. Ella se puede imaginar, mientras te ve leer ese libro con la intensidad que ella quiere ser vista, que esta en medio de ti y las letras que se acomodan en versos.
De vez en cuando todos queremos ser vistos, no solo de pasada como uno mas, si no que se te queden viendo. Que te conoscan por tus ademanes y tus sonrisas. Y que te memorizen para repetirte y citarte cuando no puedan ver esa sonrisa en otra boca.
Creo que las miradas pueden ser provocadas, con mucho cuidado. Mas bien, no creo que provocar sea la palabra, ella es muy agresiva para el adjetivo que necesito para describir. Tal vez. Invitar. Si, ella es la correcta. Invitar a una mirada, invitar a mirarte. Invitar a tan claro destino deve hacerse de una manera sutil, circular y silenciosa. El arte de deleitar lo que ya lo hizo es mas especial que la seduccion o el coqueteo. Como acabo de decir, es un arte.
Pero claro esta lo mas maravilloso que le pude pasar tanto a la mirada como al que la lanza: Encontrarse con otra. En este inolvidable evento hay dos lados de la moneda ( o deberia decir, ¿mirada?) La sensasion de observar que aquel o aquella a la que miras comienza a voltear para buscar al dueño de la mirada que la o lo repasa desde hace ya unas horas -- Unas horas? Asi es, el peor enemigo del deleite es el tiempo, y por eso, al notar el deleite que lo has despertado crea aquel halo, que atrofia tus sentidos hasta que lo dejes descanzar otra vez- y casi al igual que tu lo hiciste busca al dueño de la mirada perdida. O, pero claro, sentir que esa energia incansable no se rendira hasta que tu le devuelvas la mirada que se le ah perdido en el puente de tu nariz y el inicio de tu ropa. Y desviar tu mirada del horizonte para poco a poco buscarlo. Y mirame.

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