Te enojaste y te tomaste personales todos mis juegos por una semana. Hasta que el viernes no pudiste con la pelea entre tu ego y tu consiencia. Gano la consiencia (que esta de mi lado) y te trajo hasta mi salon para buscarme con un pretexto muy estupido, la verdad te hubieras sentado un rato para buscar un pretexto o decidirte por decir la verdad: "perdoname, no quiero volver a enojarme contigo". Pero tu ego te estorba y tienes que correr apenas se decida el ganador de la pelea entre tu consiencia y tu ego. Llegaste y te pusiste frente a la puerta, y asi es, o paso por la puerta o paso y asi inevitablemente tendria que saludarte. Me pare de puntas para verte a los ojos y resolver tu pregunta sin sentido, y tambien para quitarte de mi paso. Si tu tienes derecho a enojarte conmigo yo tambien lo tengo. No me dejaste pasar y a cambio me diste un beso en la mejilla. Ahora si, con determinacion y comiendome las mariposas que siento cuando te tengo tu boca a 5 centimetros de la mia te hice a un lado para que yo y mi comitiva de mejores amigas pasara. Y tu, con tu astucia identica a la mia tuviste que hacer algo para recuperar mi preciada atencion. -Tan siquiera saludame como si me quisieras- gritaste. Como si te quisiera, sabes perfectamente todo lo que te quiero, con todo y tu ego. Me di la media vuelta, camine hacia ti, y parandome en las puntas de los pies rodee tu desable cuello y te di el beso que deseaste toda la semana. Todo esto claro, sin dirigirte una palabra, ya tienes mi sabor, conformate con el. Regrese a buscar a mis amigas, que a mi llegada comenzaron a decirme que si, que yo tenia razon cada vez que decia que eres adorable, tierno, detallista e ingenioso. Ya vez, solo hay que verte bien para saberlo.
Y claro, caiste redondo en mi red. Pero a menos que me toques cielito lindo en el palacio de bellas artes me quedare con mi taza de cafe viendo que mas se te ocurre.
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